Esta herramienta está formada por un recipiente cerrado o bota, que contiene un carrete con un rollo de cuerda de decenas de metros de longitud. El carrete tiene una manivela externa a la bota para recoger la cuerda después de usar la herramienta. Esta cuerda tiene en el extremo un aplique para engancharse a los bordes de las superficies a marcar, con un grosor suficiente como para hacer de tope y que la cuerda no se pierda dentro de la bota al recogerla.
La bota, además de contener el carrete de cuerda, está rellena con
azulete; un pigmento histórico de tono azul añil, usado ya en la mesoamérica precolombina, en el antiguo Egipto o en la India desde el 2000 a.C. Dicho azulete impregna la cuerda y esta se tensa sobre la superficie donde queremos tirar la línea recta. Con un pellizco la estiramos para después soltarla.
El latigazo de la cuerda sobre la superficie hace que el azulete se desprenda,
quedando impresa en la superficie la consiguiente línea recta. Al recoger la cuerda se vuelve a impregnar de azulete para un siguiente uso.
La bota brinda la posibilidad de usarse como plomada para tirar las líneas verticales, por lo que tiene forma de punta en su extremo. En su otro extremo está la boca por la que sale la cuerda, y el tapón de recarga para el azulete. En nuestro taller de pintura las posibilidades son muchas; podemos usarlo para hacer una cuadrícula para encajar bocetos, para dividir espacios compositivos, como tiralíneas específicamente, etc. Sobre todo cuando nuestras imprimaciones son muy texturadas y nos es imposible hacer líneas rectas con una regla.
Un saludo y buena pintura!
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